El XIX Capítulo General no sólo se comprometió a adherirse a la PALS, sino que dio otras indicaciones específicas en línea con los objetivos de la Laudato si’. Es decir, se trata de un compromiso orgánico, integrado; No es un punto aislado entre muchos otros. La adhesión al PALS es, por lo tanto, una iniciativa estratégica para la implementación de la sustancia de los Documentos Capitulares. Lo vemos en primer lugar en el sueño misionero expresado por el Capítulo (CA 2022, 28):

Soñamos con un estilo misionero más acorde con la realidad de los pueblos que acompañamos hacia el Reino, capaz de responder al clamor de la Tierra y de los empobrecidos. Un estilo misionero que también se caracteriza por estilos de vida y estructuras más sencillas dentro de comunidades interculturales donde testimoniamos la fraternidad, la comunión, la amistad social y el servicio a las Iglesias locales a través de la pastoral específica, la colaboración ministerial y los caminos compartidos.

Aquí encontramos una referencia explícita a los OLS 1 y 2, que también se retoman en AC 2022, 29:

Nos dejamos interpelar por el magisterio del Papa Francisco (EG, LS, FT, QAM) para responder al grito de la Madre Tierra y de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en comunión con la Iglesia y fieles a nuestra vocación misionera ad gentes y ad pauperes.

En este caso, vemos también la conexión con los OLS 5 y 6 (educación ecológica y espiritualidad), subrayando la conexión de la conversión ecológica con la espiritualidad y el carisma del Instituto (cf. AC 2022, 14.2):

Actualizar el carisma comboniano para responder a los signos de los tiempos, al grito de la Madre Tierra y de los pobres (LS 49), y renovar la opción por los excluidos, animados por el Magisterio del Papa Francisco expresado en las encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti.

y el compromiso concreto de (CA 2022, 29.1-3):

= Conocer, informar y estudiar situaciones de injusticia, tanto locales como globales.

= Profundizar en los documentos del magisterio social de la Iglesia y promover la reflexión teológica sobre estas realidades, a la luz de la Palabra de Dios.

= Integrar la dimensión JPIC en nuestros ministerios como elemento transversal de la misión, en comunión con la Iglesia local, con la valentía de ser una voz profética, capaz de denunciar las injusticias.

El sueño también hace referencia explícita a los OLS 3 y 4 (cf. estructuras más simples y estilo de vida). En particular, se señalan los siguientes compromisos:

= Promover el desarrollo de una economía respetuosa con el medio ambiente, adoptando los criterios de la economía circular (AC 2022, 41), que implica, entre otras cosas,
> Asumir un estilo de vida sobrio, sencillo y ecológicamente guiado en función del contexto en el que viven las personas, tanto a nivel personal como comunitario (CA 2022, 41.1);
> Invertir en el trabajo como comunidades y Circunscripciones, promoviendo formas de cooperación con las personas para generar una economía fraterna y transformadora (CA 2022, 41.2)

= Realizar encuentros de formación permanente sobre los fundamentos bíblico-teológicos, sobre la economía de comunión y sobre el voto de pobreza (CA 2022, 40.6), aspecto educativo fundamental para motivar y apoyar el compromiso con una economía ecológica y un estilo de vida sencillo.

= Introducir la práctica de la presentación de presupuestos sociales (AC 2022, 39.4), como herramienta para vivir de manera responsable e informar sobre un modelo económico alternativo y sostenible.

En lo que se refiere al OLS 7, vemos que se hace referencia a este a través del servicio pastoral. Nuestra contribución específica – carismática – a la resiliencia y mejora de la comunidad se indica como hacer causa común con las personas con las que convivimos, valorando su iniciativa, capacidad de dar y participación en el camino misionero, evitando el paternalismo y nuestro protagonismo (CA 2022, 42). Esto significa, por un lado, prestar atención a las situaciones de vida que nos rodean, evitando la indiferencia y movilizando a la comunidad local frente a las necesidades humanas; por otro lado, contar con estructuras adecuadas con respecto al contexto social en el que vivimos, útiles para mejorar la vida de las personas (CA 2022, 42, 1-2).

Todo esto debe ser vivido al estilo de la colaboración ministerial, conscientes de nuestra pequeñez y limitaciones, convencidos, pero de que podemos dar una contribución en el contexto de movimientos y redes territoriales comprometidas con la justicia, la paz y la integridad de la Creación (CA 2022, 33 y 33.4-5).

Además de esta reflexión a nivel del Instituto, hay algunas otras consideraciones a nivel local, que las comunidades formativas están llamadas a hacer para discernir y motivar su compromiso.

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