En el capítulo quinto de Fratelli tutti, surge que en el cambio de época que estamos viviendo, el papel de los agentes de la pastoral social es acompañar a personas de diferentes culturas e identidades a convertirse en pueblo, a construir una nueva sociedad porque en todas partes experimentamos estar en una aldea global, una encrucijada de encuentros de gran diversidad. Los agentes de la pastoral social están llamados a facilitar el encuentro, la interacción, estimular la creatividad, la participación, la corresponsabilidad para lograr la cohesión y la comunión para un proyecto compartido.
Todo esto requiere de una metodología y habilidades. El magisterio y la praxis social de la Iglesia nos ofrecen estas herramientas a través del «Ciclo Pastoral», que es el desarrollo del método de revisión de la vida, creado originalmente por J. Cardijn (ver – juzgar – actuar), hace ya un siglo. Hoy vemos este instrumento como un proceso comunitario, en lugar de una «técnica» utilizada por agentes pastorales individuales. La metodología se puede ilustrar en siete pasos.
1 – Inserción en la realidad
Se trata de un grupo de agentes de pastoral social que ante todo están dispuestos a «salir de su zona de confort» para «entrar a vivir» en una determinada situación social, libres de preconcepciones, prejuicios, individualismos. Se trata de hacer causa común con las personas; con el corazón se centra en la comunión y, con este deseo explícito, pueden comenzar el proceso.
2 – Análisis cultural y social
Ver, observar, reconocer, leer la realidad. Esta fase no debe ser realizada sólo por el equipo pastoral inserto en la situación social, sino que reuiere la participación y escucha profunda de las personas que viven en esa realidad, especialmente escuchando diversidades culturales, generacionales y de otro tipo. El resultado es un intercambio, discusión, encuentro para captar la realidad, enriquecido también por investigaciones y experiencias previas. Hay muchos aspectos a «observar» a considerar, pero nos centramos en los problemas sociales, económicos, ambientales y políticos; tratando de definir las causas y efectos de estos problemas, para comprender su dimensión e interpretaciones culturales.
3 – Resonancia
En seguida se hace una verificación de la comunicación, de la comprensión. El «equipo» de agentes de pastoral social organiza espacios de escucha y da a los participantes tiempo suficiente para las respuestas. Esta fase es muy importante porque en cada persona que encuentra sus palabras, sus pensamientos, sus experiencias, aparte de sentirse valorada, hay una mayor apertura para expresar sus sentimientos, sus esperanzas, sus miedos, sin dificultad. La persona entra más plenamente en el proceso de análisis de la realidad. Esto será fundamental para interpretarlo y encontrar objetivos comunes para la transformación de esa realidad.
4 – Reflexión teológica
El objetivo de la reflexión teológica es vincular los problemas sociales, económicos, políticos identificados en el análisis sociocultural, con el Magisterio Social de la Iglesia a la luz del Evangelio, para que todo pueda ser juzgado, evaluado desde el punto de vista de la fe. Este proceso fue creado para guiar a las personas a cuestionar las circunstancias y causas de los problemas, y luego reflexionar «cómo los valores del Evangelio pueden cambiar esa realidad».
5 – Planificación
El objetivo de la planificación pastoral es pasar del proceso de recopilación de información, del análisis de la realidad y del discernimiento, a la elaboración de una respuesta pastoral en forma de un «plan concreto», un «proyecto común» para llegar a la transformación social. Concreto, es decir: quién, cuándo, cómo, dónde, qué pasos, cuánto tiempo, etc. para lograrlo. Elegir la meta u objetivos prioritarios, el final y también los objetivos intermedios. En esta fase se necesita implicar los actores de las fases anteriores. Se trata de una participación democrática inclusiva.
6 – Celebración
Ya sea que los agentes de pastoral social y las personas involucradas en este proceso pertenezcan a una sola fe, si el trasfondo religioso es heterogéneo, o incluso con los no creyentes, consideramos significativo «celebrar juntos» el camino, la decisión. Celebrar «el proyecto común» que ahora debemos llevar a cabo con dedicación, aunando esfuerzos, haciendo networking, en estrecha colaboración. Estamos hablando de eventos humanos, problemas sociales y somos de la opinión de que la dimensión festiva es un componente humano que no debe pasarse por alto en ningún evento humano. Sabemos que una «celebración», una «fiesta» es la afirmación de la vida, así como la afirmación de los lazos vitales entre quienes participan en ella.
7 – Verificación
Posteriormente, durante la puesta en marcha del «proyecto común» es crucial hacer una evaluación sobre aspectos fundamentales: si se están consiguiendo los objetivos prioritarios, si se mantienen los tiempos marcados en el calendario, si se acogen nuevos signos de los tiempos, nuevos datos sociales que pueden requerir una evolución de la planificación o del propio proyecto. Esta metodología, aunque probada, nunca debe permanecer estática, sino siempre abierta a nuevas transformaciones.