Hablar de la amazonía central del Perú y del capítulo 7 de la Fratelli Tutti, es hablar de varios conflictos latentes en el Perú y en esta parte del país que hace parte de la amazonía. Recordamos la época del terrorismo en los años 80 y 90, fueron años sangrientos que dejó muchas heridas. Hubo en el país un intento de pacificación y de hacer luz sobre la verdad de esta parte de nuestra historia con la comisión de la verdad y reconciliación (CVR) que en su último informe destacó que fueron 74,000 las víctimas del conflicto entre Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas y no 30,000 como se había pensado; de los cuales el 52% se responsabilizó a Sendero Luminoso y 48% a las Fuerzas Armadas (Hatun Willakuy, Versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y reconciación – Perú, Gráfica Navarrete S.A., pág 126). A nivel político esto no fue aceptado y las Fuerzas Armadas se sintieron acusadas injustamente ya que, según ellos, habían hecho posible la pacificación del país. Si bien es cierto, hubo iniciativas del gobierno para reparar a las víctimas del terrorismo, esto no ha sido suficiente. Se siente en el ambiente político del Perú dos tendencias que nos polarizan. Aquellos que piensan que fue necesaria la fuerza para pacificar al país y aquellos que piensan que las fuerzas Armadas cometieron atrocidades y que todavía hay algunos casos que reparar. Esto nos invita a pensar que el proceso de pacificación y reconciliación todavía no ha terminado. La manera de leer esta parte de nuestra historia y la manera de proyectarnos al futuro no se han reconciliado. Esto provoca un conflicto latente que puede volver a estallar.
Según el informe final de la CVR, en la zona del Vraem (cuyas siglas significan, Vertientes de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) más de 5,000 asháninkas fueron asesinados y desaparecieron alrededor de unas 30 comunidades en la época del terrorismo. El gobierno intenta de reparar a las víctimas y reconocerlas como tal con aciertos y desaciertos.
Actualmente en el Perú no hay un conflicto bélico de relevancia, salvo la presencia de un grupo minoritario de Sendero Luminoso que ronda la zona del Vraem. Este grupo remanente del terrorismo trabaja de la mano con el narcotráfico. De tiempo en tiempo hay enfrentamientos con el ejército pero no con la población, salvo algunos incidentes como la masacre en San Miguel del Ene en el Vraem donde fallecieron 17 personas (https://youtu.be/Cb-KVMTqEl4). Generalmente los enfrentamientos no tocan a la población, porque tanto los remanentes como el ejercito saben que si tocan a la población, ellos reaccionarán defendiéndose y perderán. Se sabe que, si vencimos al terrorismo, decimos acá, no fue por el ejército, sino por la misma población que se defendió.
Lo que necesitamos actualmente como país, y también en la amazonía que fue afectada en la época del terrorismo, son espacios donde se pueda expresar la memoria penitencial. Pocos llegan a este nivel y hay que ayudar a ello. Muchos hacen una memoria donde subrayan que fue necesaria la fuerza para acabar con el terrorismo, o que es necesaria la fuerza para acabar con los que siempre han dominado al país. Es necesaria una memoria donde se reconozca los errores y se valoren a todos los peruanos sin distinción. En el Perú ya tenemos un Lugar de la Memoria, para no perder la información de la CVR y promover el respeto por los derechos humanos, pero todo queda en Lima. Hace falta la difusión de toda esta información y sensibilización de la población sobre todo en lo lugares donde aconteció toda esta violencia hace décadas.