Fotografía de cooremm.org
Una reflexión de H.no Chico D’Aiuto mccj
A mi llegada a Santa Rita, la ciudad del Interior de João Pessoa, Brasil conocí a una gran masa de personas miserables que sobrevivían vendiendo materiales reciclables recolectados en las calles y vertederos del distrito de Marcos Moura, los compradores pagan poquísimo porque deben procurar ganar algo de la reventa. Cientos de personas, familias, los llamados pepenadores (personas que viven de lo que colectan de la basura) completamente excluidos, despreciados y humillados como mendigos por la población en general. El desprecio del pueblo fue un reflejo de la actitud de los políticos locales que se interesan por los miserables solo en la época electoral para comprar votos con cosas de primera necesidad, y luego siguen ignorándolos con desprecio.
“Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común. En cambio, desgraciadamente, la política hoy con frecuencia suele asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto”. (FT 154)
El desprecio por los débiles puede esconderse en formas populistas, que las utilizan demagógicamente para sus propios fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. (FT 155)
Reflexionando con la comunidad, nos decidimos por una iniciativa a favor de estos miserables con tres objetivos: devolver la dignidad a los pepenadores a través de la inclusión social y económica; mejorar el medio ambiente a través de la concienciación de las personas a la colecta selectiva; fomentar y exigir al gobierno municipal políticas públicas a favor de los pepenadores. Comenzamos visitando a las familias de los pepenadores, para darnos a conocer y entender más su realidad. Realizamos un primer encuentro en el que participaron muchos, para hacerlos socializar, conocerse mejor y proponerles unirse en una actividad que ya no es individual sino colectiva. Durante casi tres años nos reunimos dos veces por semana para discutir cómo organizarnos, para hacer formación humana y espiritual, también realizando cursos de alfabetización. En una de las primeras reuniones nació la idea unánime de organizarnos en una cooperativa. En ese momento tal vez nadie percibió el profetismo de esta idea. ¡Una cooperativa en Marcos Moura, un barrio insignificante, dominado por narcotraficantes, el gueto de los miserables, donde nada positivo, atractivo, bueno puede nacer! La elección del nombre también fue profética: Cooperativa dos Catadores de Reciclagem de Marcos Moura – COOREMM. También nos propusimos marcar la diferencia en el terrible entorno del comercio reciclable mediante la creación de relaciones comerciales éticas y transparentes. Sobre todo, tratamos de sensibilizar a la población y al poder público sobre la importancia de la recolección separada y la concreción del Plan de Manejo Ambiental de Residuos Sólidos en el municipio mediante la creación de políticas públicas a favor de los pepenadores y los pobres en general. Hemos logrado algunos resultados: los pepenadores han recuperado la autoestima, son acogidos por la población, han crecido en conciencia social y política, ejercen la profesión con orgullo conscientes de ser agentes importantes para la sociedad; hemos obtenido la Licencia Ambiental que nos habilita ante organismos públicos; se instaló el Plan de Prevención de Incendios con la aprobación del cuerpo de bomberos; participamos en diversas sesiones de la Cámara Municipal sobre la concreción del Plan de Residuos Sólidos y seguimos discutiendo con el alcalde la implementación de políticas públicas para los pepenadores. Somos la cooperativa más equipada y organizada del Estado de Paraíba. Cuidamos mucho la dimensión espiritual, todos los días, antes de empezar a trabajar hacemos 30 minutos de oración y reflexión sobre un pasaje del Evangelio.
También en la política hay lugar para amar con ternura. «¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes». En medio de la actividad política, «los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de llenarnos el alma y el corazón. Sí, ellos son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y tratarlos»(FT 194)