En el año 2014, el Hno. Joel Cruz Reyes creó un equipo de animadores para dar a conocer la misión y solicitar el apoyo de las comunidades parroquiales para las misiones extranjeras. En este proceso, los agentes de pastoral y la gente de los grupos que acompañaban, comenzaron a externar sus preocupaciones por las situaciones de violencia que, cada vez más, estaban encontrando en sus sectores. La preocupación mayor que visualizaban era lo que ellos, de diferentes maneras, identificaban como “juvenicidio”, en el sentido que quienes generaban más violencia y muerte eran jóvenes, es decir, quienes más mataban y morían eran personas que no superaban los 30 años de edad.
El Hno. Joel, comenzó a rediseñar el modo de acompañamiento de los agentes de pastoral rescatando la experiencia de trabajo en zonas de conflicto en Colombia, donde él estuvo trabajando varios años en los procesos de mediación entre la guerrilla, los paramilitares, los campesinos cocaleros, las comunidades indígenas y militares, a través de las comunidades de paz.
La asesoría de agentes de pastoral de manera personalizada, comenzó a girar alrededor de la identificación, acompañamiento, mediación y transformación de los conflictos entre las personas que acompañaban en sus lugares de pastoral. De esta manera, el equipo fue enfocándose en su formación y capacitación (del equipo) en esta temática, para poder capacitar mejor a los agentes de pastoral local y dotarlos de herramientas para abordar los nuevos desafíos pastorales que les planteaban las violencias en sus sectores.
En el año 2017, los Misioneros Combonianos reunidos en su Asamblea Provincial anual, compartieron la nueva realidad pastoral de las iglesias locales (diócesis) donde realizaban su trabajo misionero, y era evidente que en la mayoría de esos lugares, la violencia estaba creciendo a un ritmo alarmante en la población. Por eso se decidió comenzar una estructura pastoral interna para trabajar por la paz, iniciando con laicos colaboradores en las obras combonianas, con laicos simpatizantes del carisma misionero comboniano y con laicos preocupados por la situación de violencia en sus sectores.
Esta decisión hizo que el equipo, integrado por laicos colaboradores, se transformara en el equipo animador del proyecto comboniano de formar equipos y comunidades de paz, en todos los lugares donde los misioneros combonianos tienen sus obras en México.
Así fue como nació el equipo coordinador a nivel nacional de los Equipos y Comunidades Combonianas de Paz, que se comenzó a llamar, por sus iniciales, ECOPAZ.
Su función se concentró en la animación, capacitación y acompañamiento de laicos colaboradores de los Misioneros Combonianos, para convertirlos en animadores, promotores y formadores de equipos de paz. Para esto, se establecieron los encuentros en el seminario comboniano de Xochimilco cada tres meses, donde cada comunidad comboniana era invitada a enviar algunos laicos que se consideraban sensibles a esta problemática social.
En el año 2018, se integraron laicos que no estaban vinculados ni familiarizados con el carisma comboniano, sus obras y metodología. Llegaron con una visión más ciudadana y sociopolítica. Ellos inyectaron una visión que permitía mirar más allá de las estructuras de comunión y participación comboniana y enfocarse más en la Iglesia y sociedad mexicanas.
Esta visión laica y ciudadana, de alguna manera, ayudó a ampliar el enfoque participativo más allá de los laicos colaboradores y simpatizantes del carisma comboniano, amplió su visión y misión hacia la Iglesia local y la sociedad. De esta manera, el proceso ECOPAZ trasciendió los límites combonianos y comenzó a plantearse como ESTRUCTURA COMBONIANA LAICAL DE COLABORACIÓN CON LAS DIÓCESIS Y LA SOCIEDAD desde los lugares donde estos equipos y comunidades de paz nacían.
El camino viable, desde la perspectiva comboniana de la “regeneración de África con África misma”, fue la creación de una Asociación Civil con una espiritualidad y metodología comboniana, como CUERPO DE COLABORACIÓN PERMANENTE CON LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD, independientemente de la presencia o ausencia de los misioneros combonianos en este cuerpo.
Lo que había que garantizar era la espiritualidad, la metodología y la visión comboniana en quienes integrarían esta asociación de ciudadanos católicos. Esto amplió los horizontes de participación, porque el proceso ya no estaba orientado solamente a los laicos simpatizantes y colaboradores de las obras combonianas, sino a todo católico preocupado por la violencia en la Iglesia y el país.
Al buscar el nombre de la asociación, se pensó en el que ya se venía utilizando: ECOPAZ, pero se encontraron diversas organiaciones que ya utilizaban términos semejantes. Por eso se recuperó el término PAX en latín, más vinculado con la terminología religiosa católica, y de esta manera se decidió utilizar ECOPAX en lugar de la anterior denominación.
En el último trimestre del 2018 y todo el 2019 se impulsó la creación de equipos y comunidades de paz en las comunidades combonianas con los laicos que ya venían colaborando en las iniciativas y eventos de apoyo para las obras misioneras en los estados de Michoacán, Guanajuato, Morelos, Guerrero, Veracruz, Nuevo León, Baja California y Ciudad de México. Se pensó este ámbito del trabajo por la paz como un campo de misión social para los Laicos Misioneros Combonianos de México y así pudieran convertirse en el rostro social comboniano en la iglesia y sociedad mexicanas.
Se lograron abrir algunos espacios con esta finalidad de crear y consolidar EQUIPOS COMBONIANOS DE PAZ en los seminarios de San Francisco del Rincón en Guanajuato, en Sahuayo Michoacán, en la Ciudad de México y en la parroquia comboniana de Temixco en el estado de Morelos. Pero la mentalidad y tradición de participación de los laicos en las obras combonianas más enfocadas a eventos de animación misionera y de sostenimiento económico de las comunidades combonianas, fue más fuerte que la visión misionera en ámbito social.
La poca sensibilidad y la mentalidad de no considerar «misión» el compromiso por la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación, sino más bien considerarla como una cuestión sociopolítica, hizo que solo unos pocos laicos participaran en las comunidades combonianas.
Por otra parte, otros laicos que no estaban vinculados a las obras combonianas, sino a sus respectivas parroquias o que veían que era necesario y urgente hacer algo para frenar la violencia en las personas y en sus contextos, llegaban cada vez más a solicitar orientación y acompañamiento en sus iniciativas locales. Esto obligó a ECOPAX a abrir espacios de acompañamiento y asesoría a estos laicos en lugares donde los misioneros combonianos no están presentes. Así comenzaron a abrirse caminos en Nezahualcóyotl en el Estado de México, en Iztapalapa en la Ciudad de México y en Totolapan en el estado de Morelos.
El camino hacia la integración de equipos locales para la promoción de la paz estaba comenzando a nacer en algunas comunidades combonianas y parroquias no combonianas, cuando vino la pandemia del COVID-19 y los encuentros locales y zonales ya no fueron posibles por todas las medidas de prevención y cuidado que se tomaron a nivel nacional.
Esta nueva realidad hizo que el camino se truncara y, después de un tiempo de confusión, se tomó la decisión de abrir un espacio virtual de acompañamiento que se llamó CAFÉ PASTORAL, con la finalidad de conversar por internet sobre cuestiones de pastoral social que se consideraban importantes para el trabajo pastoral ante los desafíos de la pandemia. Este espacio, ahora, es el CENTRO VIRTUAL DE ACOMPAÑAMIENTO – ECOPAX y funciona de lunes a viernes de 9 a 10 de la noche, hora del centro de México.
Esta nueva realidad de acompañamiento formativo inició por la necesidad de acompañar a los laicos que estaban interesados en hacer algo por la paz en Sahuayo Michoacán, Nezahualcóyotl en el Estado de México y en Temixco Morelos. Para ellos se abrió el espacio de CAFÉ PASTORAL para que no se desmotivaran en su apostolado social enfocado a la paz ahí en sus contextos.
A esta necesidad se unió la búsqueda de formación y acompañamiento de algunos laicos ecuatorianos que solicitaron apoyo formativo a través de estos medios y, aprovechando el conocimiento que tenían del Hno. Joel, acudieron a él para este apoyo. Así fue como nació el CENTRO VIRTUAL DE ACOMPAÑAMIENTO con esta dimensión internacional porque participaban y participan actualmente laicos de tres nacionalidades: México, Ecuador y Estados Unidos de América.
La realidad de la pandemia nos mantuvo aislados físicamente y alejados de la acción en las parroquias, en los grupos y en los procesos pastorales en los que se venían participando. Solo nos concentramos en la conversación formativa en temas de interés común y en la urgencia de la paz personal, familiar, laboral, eclesial, política y social. Los miedos y temores que infundía la pandemia no permitía otra iniciativa que la de conversar trascendiendo las distancias y fronteras a través de estas nuevas tecnologías de comunicación.
Después de un poco más de un año de conversación formativa, pastoral y misionera de manera virtual, fruto de este camino de reflexión teológico-pastoral con enfoque humanista y social, en julio del 2021 nació el primer Centro Cultural de Paz en Sahuayo Michoacán, impulsado por Verónica Granados, como respuesta a la soledad y las heridas que la violencia dejaba en las personas de esa zona de México, particularmente a las mujeres que perdían a sus esposos, sus hijos o niños que perdían a sus padres por esta ola de violencia que envolvía a las familias en ese contexto local. Así, este Centro Cultural de Paz comenzó a ser un espacio de sanación de heridas de las personas para que puedan caminar hacia la paz en todos los sentidos.
Motivados por esta iniciativa, desde 2022 han surgido varios centros culturales por la paz en diversas partes de México, que funcionan de manera flexible tanto en modo presencial como virtual, utilizando plataformas de videochat y redes sociales. La explosión de iniciativas llegó a Ecuador con el nacimiento del Movimiento juvenil «JÓVENES-ECOPAX» con la misión de acompañar y pacificar a los jóvenes de los sectores más alejados de la Iglesia y abandonados por las preocupaciones pastorales, educativas, sociales y políticas.
Se abrió también el primer Centro Cultural de Paz en la zona norte de la Ciudad de Guayaquil, conocida como Bastión Popular, con la finalidad de colaborar con las parroquias, las organizaciones vecinales y todas aquellas personas de buena voluntad que quieran trabajar por la paz de las personas que viven en el sector. Este centro cuenta con el apoyo parroquial y de todos los miembros de ECOPAX-ECUADOR.
El camino hacia la paz se abrió y ya hay muchas personas caminando en él de manera individual, en equipo o en comunidad, el espíritu misionero y la metodología comboniana son como los «zapatos» que se les da a toda persona que quiera caminar y seguir la ruta trazada por este camino misionero que conduce a la paz que Jesucristo nos señaló como horizonte. No sabemos qué más va a surgir, lo que sí sabemos es que la participación crecerá porque el anhelo de paz se hace cada vez más grande en los corazones de la gente que encontramos y, esto, muchos los están sintiendo como misión que viene de Dios.